¿Setas mágicas? No. Setas tuyas.

Sí, sí, esas que ves por ahí en TikTok con gente mirando las paredes y descubriendo el sentido de la vida mientras su gato les habla.

No son ficción. Existen. Se llaman hongos psilocibes, y puedes cultivarlos tú mismo desde tu casa. Sin hacer un máster, sin ser chamán y sin tener que esconderte como si estuvieras montando un laboratorio clandestino.

Lo único que necesitas es un pan de setas.

No es magia. Es micelio. Pero parece magia.

¿Qué son los hongos psilocibes?

(Por si pensabas que eran setas normales con nombre de Pokémon)

Los hongos psilocibes son setas que contienen psilocibina, un compuesto que tu cuerpo convierte en psilocina. 

Esta sustancia es responsable de esos viajes mentales que hacen que tu lámpara te caiga bien o que el techo te hable en susurros.

No, no te mata. No, no te deja tonto (a menos que ya vinieras así de casa).
Tampoco es adictiva. Lo que sí es: una patada psicodélica que dura unas 4-6 horas y que, según dice, no deja resaca… sino una sensación de paz mental.

¿Qué es la psilocina?

Ahora en serio, la psilocina es un alcaloide psicodélico que actúa como agonista de los receptores de serotonina. Cuando consumes hongos psilocibes, tu cuerpo transforma la psilocibina en psilocina a través de un proceso llamado desfosforilación.

Desde el punto de vista químico, la psilocina (4-hidroxi-N,N-dimetiltriptamina) es estructuralmente similar a la serotonina, un neurotransmisor clave para el estado de ánimo, lo que explica su potente efecto sobre la conciencia.

Aunque se considera una sustancia controlada en muchos países, la psilocina no es adictiva ni presenta toxicidad significativa en dosis moderadas. Sin embargo, su uso puede implicar riesgos psicológicos si no se administra en condiciones adecuadas o con la preparación mental correcta.

¿Qué efectos tienen los hongos psilocibes?

Tranquilo, no te vas a convertir en unicornio, pero durante un rato puede que lo sientas.

  • Ves las cosas con más intensidad (colores, formas, sonidos… todo sube de volumen).
  • Te cambia el estado de ánimo (puedes llegar a reírte como idiota).
  • Te hace ver patrones, ideas o conexiones que antes ni imaginabas (a veces útiles, a veces solo graciosas).
  • Te desconecta del piloto automático y te conecta con… bueno, contigo mismo. O eso dicen los que se ponen místicos.

¿Y entonces, qué es un pan de setas?

Es, simplemente, un bloque de micelio ya colonizado con esporas de hongos psilocibes. Solo necesita buena temperatura, humedad y cariño (bueno, y algo de ventilación, pero eso suena menos bonito).

Es como comprarte un bizcocho a medio hacer. Tú solo tienes que ponerle el horno y esperar.

¿Por qué hacerlo tú y no comprarlas por ahí?

  1. Porque sabes lo que cultivas.
  2. Porque te sale más barato.
  3. Porque es legal (vender el pan, no comértelo. Pero tú sabrás lo que haces en tu casa. No estamos aquí para educar adultos).
  4. Porque mola verlas crecer. En serio, engancha más que ver cómo suben las stories de tus colegas.

¿Qué necesitas para cultivarlas?

  • Un pan de setas. Aquí: 👉 ebregrow.com/panes-de-setas
  • Un sitio con humedad (como un propagador para esquejes).
  • Un poco de luz, indirecta.
  • Un mínimo de ganas de no cagarla.

No es alquimia. Es seguir 3 pasos. Si sabes hacer arroz, puedes hacer esto.

¿Qué variedades de hongos psilocibes hay?

No te vamos a soltar el rollo técnico. Aquí van las más vendidas y por qué la gente las quiere:

  • Mexican: para principiantes. Suaves, nobles, no muerden. Son las setas mágicas de toda la vida (ya las tomábamos en los años 90)
  • McKennaii: no para novatos. Te llevan al espacio sin despegar los pies del suelo.
  • Golden Teacher: como su nombre indica, te enseña cosas. A veces bonitas, a veces incómodas. Como un buen profe.
  • Ecuador: crecen rápido, no se quejan y producen bien. Como ese compañero de curro que siempre cumple.

¿Legal si es para consumir? No oficialmente.

En España puedes comprar el pan, cultivarlo, mirarlo, hacerle fotos, hablarle si quieres. Pero no está permitido consumirlo.

¿Lo hace la gente? No sabemos. No estábamos ahí. No vimos nada.

Manel Asenjo

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